EDUCACIÓN ALIMENTARIA Y NUTRICIONAL

 


EDUCACIÓN ALIMENTARIA Y NUTRICIONAL

 

La educación alimentaria y nutricional en la escuela consiste en estrategias educativas y actividades de aprendizaje que, respaldadas por un entorno alimentario saludable, ayudan a los escolares, los adolescentes y sus comunidades a mejorar su alimentación y elecciones alimentarias, así como a desarrollar su capacidad para adaptarse al cambio y actuar como agentes de cambio.

 Las escuelas brindan una oportunidad única para fomentar la buena nutrición y el desarrollo adecuado de los niños y los adolescentes. El entorno escolar es un lugar de aprendizaje estructurado, donde interactúan quienes influyen en las percepciones, las prácticas y los hábitos de los niños, por una parte, y se toman decisiones y hacen elecciones sobre los alimentos, por otra. La educación alimentaria y nutricional en la escuela aprovecha ese entorno y crea oportunidades de aprendizaje y experiencias que pueden moldear patrones alimentarios más saludables, especialmente cuando están respaldados por un entorno alimentario saludable.

Mantener una alimentación sana y equilibrada es una cuestión básica para la prevención de enfermedades. Se sabe que la mejor medicina para el organismo es la preventiva, y no hay mejor forma de prevenir enfermedades que mediante un estilo de vida saludable, que combine el ejercicio físico con una dieta equilibrada, asegurándonos una correcta nutrición e hidratación.

 Buena alimentación para prevenir enfermedades

Grasas

Las grasas son necesarias para adquirir la energía que nos permita desempeñar las labores del día a día. No obstante, cabe diferenciar entre las grasas saludables y otras más insalubres, para controlar la cantidad que ingerimos de cada una.

 De este modo, el aceite de oliva o los frutos secos, por ejemplo, representan un tipo de grasa saludable que podemos ingerir a diario. Las carnes grasas, embutidos, mantequilla o bollería industrial, sin embargo, deben presentar un consumo ocasional ya que pueden causar problemas de hipertensión arterial entre otros. Por tanto, si queremos prevenir problemas de hipertensión, es mejor evitar este tipo de carnes.

 Hidratos de carbono

He aquí otra de las grandes fuentes de energía para nuestro organismo. Los alimentos que nos brindan hidratos de carbono son los siguientes, siguiendo el orden de mayor a menor frecuencia de consumo: Pan, arroz, pasta, legumbres, frutos secos y dulces.

Entre los pacientes diabéticos cabe tener especial cuidado con la cantidad de hidratos de carbono que consumimos ya que aumentan considerablemente el nivel de glucosa en sangre

 Proteínas

Gracias a las proteínas, ya sean animales o vegetales, podemos construir nuevas estructuras y mantener nuestra musculatura en buen estado. Entre los alimentos que aportan este nutriente encontramos la leche y demás productos lácteos, pescados, carnes magras, aves, huevos y legumbres. En la misma medida, pero con una frecuencia de consumo más moderada se encuentran los embutidos y carnes grasas.

Vitaminas y minerales

Estas sustancias regulan y mantienen todos los procesos internos de nuestro organismo, además de aportar una gran cantidad de antioxidantes. De este modo son responsables de las reacciones bioquímicas que suceden en nuestras células, desde la conversión de los alimentos en energía o el crecimiento de los tejidos hasta el tratamiento de diversas enfermedades. Las podemos encontrar en frutas, verduras y hortalizas, legumbres o frutos secos.

 Fibra

Suele ser bastante común encontrarnos con problemas de función intestinal entre personas mayores. Para poder hacer frente a este estreñimiento es muy importante la ingesta de alimentos ricos en fibra como son las verduras, frutas con piel, legumbres y cereales integrales. Además de tomar fibra también es aconsejable aumentar la ingesta de líquidos y realizar ejercicio físico para mejorar nuestra función intestinal.

Agua

Por último, pero no por ello menos importante, nos encontramos con el agua y la importancia de una buena hidratación. Gracias a ella podemos transportar todos los nutrientes ingeridos a través de nuestro cuerpo para hacerlos llegar a las células y partes del organismo que necesitemos. Como mínimo deberíamos ingerir entre 4 y 8 vasos de 200 ml. al día.

En definitiva, la alimentación es una de las herramientas más importantes que tenemos tanto para la prevención como para el tratamiento de enfermedades. Recuerda que somos lo que queremos, y si queremos ser salud lo tendremos que reflejar en nuestra dieta.



 

 


 

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